Presentación

Hace más de 125 años que cuatro salesianos italianos llegaron a Cataluña. Los enviaba Don Bosco que había recibido las peticiones insistentes de algunos ciudadanos de Barcelona, ​​católicos con inquietudes sociales, para que continuaran en Barcelona la obra de promoción, educación y evangelización con los chicos de las clases populares que él había iniciado en 1841 en Turín. Son los chicos que el mismo Don Bosco describe en sus Memorias del Oratorio: los jóvenes que rodeaban por las calles de la ciudad, especialmente los que habían salido de la cárcel; canteros, albañiles, estucadores, pedreros, yeseros y otros que venían de pueblos lejanos, expuestos a todos los peligros a los que se le fueron añadiendo otros de condición modesta pero en situación más normalizada.

Fue a estos chicos sin recursos, abandonados y en riesgo a los que Don Bosco se entregó en cuerpo y alma. Reunió a un grupo cada vez mayor e implicado de colaboradores de todo tipo que compartían con él la tarea con los jóvenes. La suya era una casa para los chicos que no tenían una escuela donde aprender para la vida y para el trabajo, una comunidad para descubrir posibilidades inesperadas de vivir la fe, y un ambiente donde encontrarse con otros, hacer amigos y experimentar la alegría de la vida.

Fue a estos chicos sin recursos, abandonados y en riesgo a los que Don Bosco se entregó en cuerpo y alma.

Sus intuiciones pedagógicas nacieron de la experiencia con estos chicos: la necesidad ineludible de pasar por el corazón de los jóvenes: no basta amarlos; los chicos tienen que notar que se les ama; la necesidad de poder dialogar, de comprender el porqué de las cosas, de sentirse implicados; el valor de encontrar razones válidas de vivir y de descubrir que la fe en Jesús nos hace vivir más plenamente. Intuiciones de fondo de un sistema educativo original y especialmente indicado para los chicos en situación de riesgo: el Sistema Preventivo de Don Bosco.

Pues bien, los Salesianos que llegan a Barcelona están dispuestos a repetir la experiencia en la masía Prats de Sarrià, entonces un pueblo de los alrededores de la ciudad. Así nacieron los Talleres Salesianos para chicos huérfanos. Allí encontraban la oportunidad de aprender un oficio, la posibilidad de educación y de vida cristiana.

Seguimos la llamada a estar al servicio de los chicos de los ambientes populares y especialmente los que más necesitan una mano amiga.

Fue una semilla que ha seguido dando fruto a lo largo de estos casi 125 años. Los Salesianos de la Inspectoría de la Virgen de la Merced nunca hemos olvidado nuestros orígenes fundacionales, la llamada a estar al servicio de los chicos de los ambientes populares y especialmente los que más necesitan una mano amiga, como decía Don Bosco. La presencia en el barrio de Hostafrancs a finales de siglo; el oratorio de Mn. Anton en Badalona; la acogida de inmigrantes en las fundaciones escolares; las obras de inserción en los barrios de nueva creación: La Verneda y Ciudad Meridiana (Barcelona), la Mina (St. Adrià), la Bordeta (Lleida), Sta. Eugenia de Ter (Girona); la responsabilidad educativa de los chicos de los Hogares Mundet y de la Residencia para Niños de Huesca son testigos elocuentes de nuestra historia ya centenaria.

Hoy las necesidades de los niños y niñas, sus nuevas pobrezas y precariedades siguen siendo un reto para nosotros. Estamos convencidos de que el sistema educativo de Don Bosco sigue siendo válido hoy para hacer crecer mejor que tiene cada chico en sí mismo, para superar los condicionamientos negativos que no les dejan desarrollarse plenamente. Procuramos responder a estas necesidades con obras educativas donde se sigue aplicando el Sistema Preventivo de Don Bosco que busca la educación integral del joven: centros recreativos, centros juveniles, escuelas, parroquias … Pero también con aquel otro tipo de realidades educativas que encontramos descritas aquí y que salen al encuentro de los hombres y mujeres que ya han iniciado procesos de marginalidad: Unidades de Escolarización Compartida (UEC), Centros Abiertos, pisos de acogida, aulas de estudio, proyectos de inserción laboral, proyectos de acompañamiento inmigrantes, proyectos con familias… en total, unos 25 servicios.

Una tarea, por otra parte, que, como se puede comprobar, no hacemos solos. La presencia cada vez más numerosa y calificada de 100 profesionales contratados y unos 150 voluntarios, es una prueba del empuje y de la capacidad de convocatoria de estas realidades.

Una tarea, finalmente, siempre inacabada. Las situaciones de carencia y de marginalidad de las chicas y los chicos siguen siendo una interpelación. Este dossier que hoy presentamos es una guía provisional y abierta. Ojalá que sepamos ir encontrando la forma de hacerla crecer al servicio de los hombres y mujeres que buscan y merecen un futuro mejor. Este es nuestro reto.

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